El mercado nocturno de Chiang Ray es famoso mundialmente, por sus artesanías, por sus falsificaciones, los espectáculos para turistas… pero no es ese mercado del que os hablaré hoy.
Esotro mercado totalmente distinto, es un mercado de barrio, para la población local, exento casi al 100% de extranjeros y donde los tailandeses se abastecen o hacen su último refrigerio de la noche.
Hoy tras la aparición del SARS_COV2 estos mercados están cuestionados por peligrosos e insalubres y me temo que irán desapareciendo poco a poco y entrando en la fase despersonalizada de la globalización. Yo recuerdo siendo aún niño y adolescentes, que los mercados de mi ciudad no eran muy diferentes salvo por la diferencia de que nunca ofrecían comida elaborada para consumir. recuerdo perfectamente las piezas de carne colgadas, y con moscas, pese a los múltiples rollos de atrapamoscas, y la paleta caza-moscas de los tenderos. Recuerdo perfectamente los animales vivos, conejos, gallinas, alguna vez pavos, que se sacrificaban en directo y despellejaban y desplumaban para llevar.
Ganaremos sin duda en higiene y seguridad, pero iremos perdiendo esa parte de la historia que nos ha tocado vivir. Esta visita la comenzamos con una compañera de viaje, que por cansancio acumulado le costaba seguir el ritmo, y el paseo. Y pasó lo que solo pasa en Tailandia, en el primer puesto una sonriente y amable vendedora le ofreció asiento y cobijo con ella mientras los demás continuábamos la exploración y la cena.
Os mostraré distintas imágenes de algo que posiblemente me cuesto mucho volver a contemplar, pero que siempre me quedará grabado, olores, sabores, sonrisas, amables no quiero foto, que se respetaron, por supuesto
También busqué esos momento que quieres hacer intemporales, para que queden grabados en la memoria sin la distracción del color:
Y por último el hombre que cambió mi vida. Sentado en suelo, haciendo flores de goma espuma, discreto, en la sombra de la cera de enfrente del mercado. Y sí, la foto está oscura, pero le quiero recordar así, como le conocí en la penumbra. Nuestra guía Nina comenzó a hablar con él, , es un ángel sin alas blancas que siempre se preocupa por los más débiles. Nos comentó que era una persona errante, sin domicilio que solo vivía de la ayuda de los comerciantes del mercado, y de alguna venta de sus flores. La solidaridad entre los más humildes que existe en Tailandia, me impresionó siempre, y siempre me hizo sentir vergüenza ajena de nuestra sociedad, y envidia de la suya.
En ese día que ya finalizaba, no había hecho ninguna venta, pero la sonrisa seguía en su rostro y la ilusión en sus ojos. Solo había comido alguna cosilla que le habían dado. Yo no tenía mucho dinero en efectivo pero le pedí una flor para cada una de mis acompañantes y le dejé el resto para él, que pese a ser poco era bastante más de lo que costaban las flores. Se negaba a aceptarlo, porque no lo mercía decía él, y acabó aceptándolo a cambio de que yo aceptase una flor para mí y un regalo suyo:
» en esta vida si miras para atrás, continuamente quejándote, nunca alcanzarás tu objetivo, ni disfrutarás de por donde estás pasando. Solo si miras hacia adelante con ilusión, olvidando lo malo, serás feliz y llegarás a la meta »
Y os juro que he tratado desde ese día de tener presente cada día ese regalo, y me ha ayudado mucho a pasar estos días terrible que hemos vivido. Yo también os los regalo, y hacedme caso, aprovecharlo, merece la pena. Y dedicarle un pensamiento de agradecimiento a mi anónimo amigo, según sus creencias eso le hará mejor y ganará primero su ansiado Nirvana.
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